El mundo que ha quedado tras la crisis económica, que parece que está terminando, poco tiene que ver con lo que había antes. En el ámbito empresarial no es menos. Las empresas están inmersas de forma constante en una adaptación que las hace vulnerables. En este contexto, el equipo que dirige el rumbo de la compañía es decisivo. A lo largo de nuestra experiencia con multitud de clientes gestionando el cambio en la organización, nos hemos encontrado con muchos clientes con un estupendo proyecto entre manos que, sin embargo, no contaban con el equipo adecuado para llevarlo a cabo con éxito.
Así, ante un cambio en la organización, el máximo responsable debe preguntarse si cuenta con el equipo adecuado para llevarlo a cabo. A continuación, es importante conocer si nuestro equipo posee esas cualidades que debe tener el equipo directivo encargado de la gestión del cambio. Estas son:
1. Saber gestionar por proyectos: El cambio es un proyecto más. Conlleva definir objetivos, temporalizarlos, trazar un plan de acción, evaluarlo y ser capaces de cambiar de rumbo, si procede. Y, además, tener la habilidad de seleccionar a los integrantes del equipo adecuados.
2. Resiliencia: Es decir, que las personas que lideren el cambio tengan la capacidad de reponerse ante la adversidad, porque, en un proceso de cambio, lo normal es que haya fracasos. Debe ser supervivientes.
3. Automotivación: La motivación interna es una cualidad que se tiene o no se tiene. Quienes son conscientes de que la acción se inicia internamente, tienen muchas más probabilidades de triunfar en su camino de cambio. Y las empresas necesitan directivos con esta cualidad.
4. Optimismo: Los directivos que lideren el cambio deben creer de forma realista que el éxito depende de uno mismo y es estable, mientras que los fallos pueden ser debidos a circunstancias externas y son temporales. Pero también ser capaces de sobreponerse a un fracaso.
5. Eficacia: Saber definir objetivos y plantear cómo llegar de la mejor forma posible hacia ese objetivo. Parece algo obvio, pero no lo es: no hablamos de eficiencia, sino de eficacia.
Vistas las cualidades, es importante destacar que muchas empresas no saben cómo preparar a sus directivos para tenerlas, o bien les cuesta encontrar en el mercado a profesionales que las reúnan.
Y es que esta gestión del cambio llevada a cabo por las personas adecuadas tiene la garantía de ver sus esfuerzos recompensados con el éxito de las empresas. Por el contrario, una mala gestión del cambio acarrea consecuencias muy graves: disminuye la productividad, hay falta de rendimiento, absentismo, afecta de forma negativa a la reputación de marca.
Por ello, la empresa necesita de personas que puedan responder eficazmente, adaptarse a los cambios y rendir de manera óptima. Desarrollar un plan con metas medibles. Identificar y desarrollar las conductas de gestión del cambio dentro de los equipos. Poner en práctica un proceso que incluya el apoyo al liderazgo, el desarrollo, la comunicación efectiva y medidas de éxito. Siguiendo estos pasos, la organización tendrá la agilidad necesaria para satisfacer las demandas del cambio, asegurando los niveles que necesita para que siga siendo competitiva y alcance los objetivos estratégicos, incluso en la difícil economía de hoy en día.