Estos meses son meses de reflexión después de un 2020 cuanto menos atípico, meses también de reflexión estratégica en las empresas de cara a un nuevo año.
Son muchos los cambios y movimientos realizados durante el año en las compañías, debido a las exigencias del contexto en el que nos encontramos. A estos cambios, además, se le suman la gran cantidad de ideas que se han tenido en todos los departamentos y el proceso prueba-error de algunas de ellas, que los equipos han puesto en marcha.
Ante este punto, que puede llegar a ser abrumador, ¿ahora qué? ¿seguimos como antes o nos arriesgamos y evolucionamos?
Es el momento de decidirlo.
Estado del arte y reflexión
Para poder reflexionar estratégicamente y decidir cuál es el camino a seguir lo primero que debemos hacer es poner encima de la mesa las acciones llevadas a cabo y sus resultados y, analizar al mercado y competencia. Ambas acciones bastante complicadas este año.
En cuanto a la parte interna, debemos de desempolvar el plan de acción que teníamos previsto ejecutar. Ver que acciones se han podido llevar a cabo y su resultado y, cuáles de ellas ya no tienen ni sentido. Además, de las nuevas e ideas surgidas debemos de analizar cuáles podrían tener un encaje de cara al siguiente año.
Desde la parte de mercado, a pesar de no tener una bola mágica, las empresas deber analizar cuales son los movimientos de la competencia y las principales tendencias de los mercados. Con esta información, tanto a través de estudios de mercados adhoc como de fuentes secundarias, debe de realizar varios escenarios dependiendo de factores externos.
Y ahora llega lo mejor, la reflexión estratégica. Este es un proceso que permite a las empresas analizar de forma crítica su misión actual, su visión a futuro, modelo de negocio y plan estratégico. Esta reflexión sobre quienes somos, quienes queremos ser y como vamos a hacerlo ayudará a dar coherencia a las dos partes analizadas anteriormente, la situación interna y el contexto externo.
Cómo realizar una planificación estratégica para el próximo año
En base a los datos externos e internos extraídos, los diferentes equipos de la organización deberán de fijar unos objetivos y cribar y priorizar las acciones a realizar en base a los diferentes escenarios definidos.
Puede parecer fácil decir, “si pasa estos haré esta serie de acciones y si pasa estos otro cambiaré y haré estas otras” pero, no lo es tanto.
Es por ello, que es vital poner foco en mejorar la agilidad y flexibilidad y en la gestión de las personas. Ambos van a ser clave para poder virar y adaptarse al mercado para que la empresa siga siendo competitiva.
En resumen, es necesario decidir cuál será la visión que fije el destino al que se quiere llegar, los valores que marcarán la cultura de la empresa durante el proceso, las áreas en las que se enfocará la actividad para conseguir las metas y los objetivos que se quieren lograr. Por otro lado, es básico indicar las formas en las que se planea conseguir esos objetivos y cuáles serán las herramientas de gestión e indicadores para medir el éxito del trabajo realizado.
Pautas para realizar una planificación estratégica
Visto todo esto, las siguientes son algunas de las pautas más importantes a seguir a la hora de realizar una planificación estratégica.
- Identificación de metas. Hay que analizar cuáles son las metas que se han propuesto y si son realistas y alcanzables.
- Determinación de metas realistas. Los objetivos deben ser claros, sensatos y medibles.
- Temporalización. Es necesario trazar un plan de acción con fechas determinadas que ayuden a marcar el ritmo y alcanzar los objetivos.
La reflexión estratégica de cara a un nuevo año es, en suma, clave para mejorar el desempeño de una empresa, pero es solo el principio de un proceso aún más complejo. Cuando la reflexión produce una serie de conclusiones, estas deben poner en marcha un modelo que ejecute las nuevas metas marcadas de una forma planificada y estratégica.
Qué indicadores intervienen una reflexión estratégica
Para poder hacer un seguimiento de la estrategia definida y su correspondiente plan de acción, es necesario fijar una serie de indicadores. Estos, ayudarán a medir los resultados obtenidos por la organización.
Los indicadores KPI sirven para medir cuál ha sido la evolución de los parámetros que están asociados a las diferentes metas perseguidas. Cada uno de estos objetivos estratégicos lleva aparejados unos KPI que facilitan la medición objetiva del progreso, y además proporcionan datos para respaldar una toma de decisiones más sólida.
Por tanto, los indicadores sirven para medir el grado de consecución de una meta estratégica. Por su parte, estas metas representan los valores que se desea alcanzar en cada indicador en un periodo determinado de tiempo.
El proceso de diseño de indicadores incluye cuatro pasos. Son los siguientes.
- Diseñar los criterios para definir los indicadores.
- Evaluar la realidad actual en comparación con esos criterios.
- Llevar a cabo una lluvia de ideas sobre los indicadores.
- Evaluar y seleccionar indicadores definitivos.
Finalmente, es imprescindible en estos momentos, dotar a la organización de sistemas de información que nos permitan extraer de forma fiable e inmediata esta información necesaria para la toma de decisiones. Si tenemos unos indicadores alineados a nuestra estrategia, pero no tenemos facilidad para extraerlos no seremos capaces de coger la velocidad de nos exige el mercado.
Es definitiva, la reflexión estratégica de cara a un nuevo año y la planificación estratégica son la forma más segura de conseguir un negocio competitivo. Una empresa con una estrategia de empresa que resista los imprevistos y los grandes cambios y retos que se presenten en el futuro.