¿POR QUÉ ME HA FALLADO LA ESTRATEGIA?

En el entorno en el que nos encontramos nadie puede dudar de la necesidad de disponer de un Plan Estratégico, aunque aún existen escépticos que devalúan esta herramienta de gestión, bien porque no creen en ella, bien porque cuando la han aplicado les ha funcionado mal.

Para los incrédulos sólo les propongo que lo prueben, como el sushi, y a los que recelan de su eficacia les dirijo este artículo para que les sirva de base de reflexión.

Todos los que hemos implantado un Plan Estratégico como guía para la gestión competitiva de nuestra empresa o de la de otros, tenemos muy claros los pasos que hay que dar para que el proceso de definición del Plan sea eficaz en los resultados y eficiente en los plazos y recursos, ya que no podemos disponer del mejor Plan cuando sus estrategias ya no sean aplicables.

Por ello, en el proceso de desarrollo del Plan, y al considerar los principios de eficacia y eficiencia que han de ornamentar el proceso estratégico, hay que evitar los errores más habituales que afectan a su viabilidad.

Los errores más habituales en la eficacia de la estrategia son sencillos a la par que lógicos, pero muchos los obviáis. Son los siguientes:

  1. Dejar que la oportunidad pase de largo, la falta de criterios para considerar que existe una oportunidad nos impide aprovecharla,
  2. Actuar antes de tiempo, la tendencia a priorizar decisiones basadas en experiencias previas, sin unos criterios contrastados con un análisis real de la situación presente y futura, pueden conducir, y conducen, a decisiones precipitadas.
  3. No contar con el equipo, Comité de Estrategia, correcto.

La conocida frase, «Si quieres ir rápido, camina solo; si quieres llegar lejos, ve acompañado», es imprescindible en esta reflexión, tú conoces tu empresa, tú conoces el contexto en el que os desenvolvéis, pero es tu perspectiva, es tu opinión, es tu …….., es una visión sesgada de la realidad. Es necesario configurar tu equipo, tu Comité de Estrategia, el equipo de personas que harán que el barco llegue al destino esperado.

Este error deriva, incuestionablemente, en otros dos;

  1. Desinterés por evitar las reuniones de Seguimiento de la Consecución de la Estrategia, ya que al equipo le importa poco participar en algo para lo que no han contado con él.
  2. Desconocimiento, las Personas que deben ejecutar las estrategias no las entienden, no saben para que son, cuestionan las inversiones, las decisiones, lo cuestionan todo.
  1. Omitir un análisis inicial riguroso.

No sé si alguno de los lectores ha hecho el Camino de Santiago, no obstante, tanto el que lo haya hecho como el que no, todos sabemos que antes de emprender esta, o cualquier otra aventura, has de saber en qué condiciones estás tú y qué te vas a encontrar en el camino que vas a abordar para evitar sorpresas desagradables. Si trasladamos estos principios a nuestras empresas, ¿con que grado de seguridad podemos afirmar que estamos en condiciones de asumir los nuevos retos, con qué grado de seguridad conocemos las variables de nuestros entornos para no obviar amenazas que lleven al traste nuestra visión?

  1. Prisa, creer que la Estrategia puede ser definida en un día.

Claro que podemos definir acciones y líneas estratégicas en una sesión de trabajo, claro que sí, pero sólo después de un proceso de reflexión estratégica profunda, ágil y eficaz, estas acciones serán realmente útiles, lo demás, si funciona, es pura casualidad.

  1. Abandono, por la falta de enlace de la Planificación Estratégica con el Plan de Acción

Cuando el día a día no lo alineamos con las decisiones estratégicas acordadas de forma concienzuda y consensuada, se genera un alejamiento en la toma de decisiones que hace que cambiemos lo urgente o importante frente a lo estratégico, situación que provoca que los supuestos estrategas deriven en disidentes de la estrategia.

  1. Desconexión, neutralidad, de la estrategia con los sistemas de gestión

Si ejecutamos la estrategia y no medimos su eficacia, difícilmente sabremos valorar su rendimiento y, consecuentemente, derivará en una toma de decisiones ciega y circunstancial, y nunca estratégica.

Estos son los errores más habituales, y con esta exposición pretendo que todo aquel que haya tenido una mala experiencia en el desarrollo de su Plan Estratégico, pero crea en su utilidad, reflexione sobre los mismos y llegue a conclusiones y actúe. Y todo aquel que vaya a emprender un proceso de planificación estratégica los considere de forma rigurosa para evitar problemas posteriores que convertirían al plan estratégico en una dura experiencia en todos los sentidos, humanos y económicos.

 

«No importa cuántos errores cometas o lo lento que sea tu progreso, todavía estás muy por delante de quienes no lo intentan»

-Tony Robb

 

José Vizcaíno
Consultor de Desarrollo de Negocio

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