En el ámbito empresarial, la dirección de la empresa, sin una hoja de ruta establecida, es como navegar sin brújula en un mar tormentoso. La planificación del medio y largo plazo no sólo proporciona una guía clara, sino que también desempeña un papel fundamental en el desarrollo y la supervivencia de la empresa en un entorno cada vez más volátil, de incertidumbre, complejidad y ambigüedad (VUCA).
“Cualquier viento es favorable para el que no sabe dónde se dirige”
Establecer una hoja de ruta, enfocada al logro de los objetivos de la organización, es fundamental para orientar las acciones de la organización y dirigir los esfuerzos al objetivo establecido.
En un mundo empresarial dinámico y competitivo, la implementación efectiva de un plan estratégico es fundamental para el éxito a largo plazo de cualquier organización. El plan estratégico permite definir una visión clara y establecer objetivos específicos, así como establecer un marco de referencia sobre el que actuar y tomar decisiones. Es como trazar un mapa que muestra el camino hacia el futuro deseado. También proporciona un marco para medir y evaluar el progreso hacia los objetivos establecidos.
La importancia de medir los resultados. “Lo que no se mide no se puede mejorar”.
La célebre frase «lo que no se mide, no se puede mejorar» encapsula un principio fundamental en el mundo empresarial: la necesidad crítica de medir, evaluar y ajustar constantemente para lograr mejoras significativas. Esta premisa se ha convertido en un mantra para organizaciones y profesionales que buscan la excelencia y el progreso constante en sus actividades.
La idea detrás de esta afirmación es simple pero poderosa. Sin mediciones y evaluaciones objetivas, es difícil identificar áreas de mejora o progreso.
Una de las herramientas para llevar a cabo una implementación estratégica con precisión y enfoque es la metodología OKR (Objetivos y Resultados Clave) que se ha convertido en un aliado para llevar a cabo y monitorear la ejecución de un plan estratégico de manera ágil y efectiva.
La metodología de OKR es un sistema de establecimiento de metas que se centra en la definición de objetivos y resultados clave específicos para medir el progreso hacia esos objetivos. Esta metodología permite alinear a la organización hacia los objetivos establecidos con un claro enfoque en lo relevante, pues la metodología se centra en los resultados deseados dando autonomía en su ejecución.
El establecimiento de objetivos, por escrito, verbalizados y comunicados a la organización, orienta a la organización sobre la dirección que la propiedad empresarial desea tomar. Este enfoque ayuda a alinear a todos los involucrados en una dirección común, evitando la dispersión de esfuerzos y recursos en actividades no alineadas con los objetivos principales.
En resumen, los OKR son una herramienta efectiva para establecer metas claras, alinear el trabajo y medir el progreso en organizaciones, equipos, impulsando el éxito y la eficacia en la consecución de objetivos.
Mientras que un plan estratégico proporciona la visión y los objetivos a medio y largo plazo, la metodología OKR se enfoca en la ejecución ágil y la medición continua del progreso hacia esos objetivos. Ambos son fundamentales para guiar una organización hacia el éxito a largo plazo, brindando dirección, enfoque y flexibilidad para adaptarse a un entorno empresarial en constante cambio.
Inma Monzó
Desarrollo de Negocio