El liderazgo y gestión del cambio son importantes para cualquier empresa. Los ejecutivos y gerentes son quienes se encargan de los procesos necesarios para adaptarse a los cambios. Su visión y capacidad de gestión son vitales para la buena marcha de la organización. ¿En qué consiste esta labor? Se habla de ella a continuación.
¿Qué es la gestión del cambio?
Se trata de una disciplina pensada para garantizar la capacidad de adaptación de una empresa. La actualidad siempre deja paso a un futuro dominado por la incertidumbre. Esto se manifiesta en un mercado cambiante, en la aparición de nuevas tecnologías o estrategias. Las compañías necesitan gestionar estos cambios para seguir adelante con el negocio.
La gestión del cambio es una cuestión que atañe a la supervivencia a largo plazo. Consigue alinear la visión de la gerencia, los procesos, la estructura, la estrategia y al personal en una dirección. Pero sin perder flexibilidad, una característica esencial para adaptarse a una realidad cambiante.
Esta disciplina se centra en conseguir diferentes metas. Una de ellas es que cada parte integrante de un proyecto conozca su papel y los objetivos a conseguir. También se trata de mitigar los riesgos, maximizar la productividad, mejorar la eficiencia y minimizar los costes. De esta manera, la empresa se desarrolla de una forma orgánica, al tiempo que aumenta su rentabilidad.
¿Qué tipo de proyectos se benefician de la gestión del cambio?
Cualquier proyecto desarrollado en una empresa se puede beneficiar de la gestión del cambio. Es una disciplina transversal para todos los sectores de la economía. Al fin y al cabo, cada uno está sujeto a modificaciones por diversos factores, como la demanda o las fluctuaciones de precios. Además, impacta de lleno los elementos fundamentales de toda compañía: sus trabajadores.
La gestión del cambio se desarrolla en dos niveles. El primero es genérico y se aplica a cualquier cambio, ya sea la creación de un nuevo departamento o la implementación de una tecnología. En este nivel, se busca entender la respuesta humana a las novedades. Así, es posible crear estrategias de adaptación, las cuales garanticen el cambio en la era digital.
En el segundo nivel, los métodos de gestión se vuelven más específicos. Cuando se quiere adoptar una nueva tecnología, por ejemplo, se desarrollan actividades específicas. Este es el caso de los planes de formación o la comunicación de su funcionamiento. Se busca que el personal afectado implemente los cambios de una forma suave, efectiva y buscando estilos de liderazgo adecuados.
¿Cómo se afronta el cambio en las organizaciones desde la perspectiva de la gestión del cambio?
El marco de trabajo que se sigue se asienta en tres atributos: se busca la practicidad, los cambios organizacionales a nivel humano y la mejora de los resultados. Existen diferentes modelos orientados que usan estas características. Uno de ellos es el Modelo de Cambio en Tres Fases, ideado por Kurt Lewin. Desarrolla tres pasos: descongelación, transición y congelación.
En el primero, se revisan los antiguos procesos o estructuras para ver qué cambios se necesitan. Durante el segundo, se realiza una transición como resultado de la evaluación previa, la cual puede causar miedo o resultar caótica. Llegada la tercera fase, se establece un nuevo status quo. El personal asimila las modificaciones y las convierte en su nueva rutina. Se busca alcanzar un nuevo orden permanente, hasta que vuelva a ser necesario adaptarse.
El liderazgo y la gestión del cambio se unen para mejorar las empresas. Los cambios son inevitables, ya que forman parte de la vida. Aceptar esta realidad es crucial para estar preparado. Si bien lleva un tiempo implementar los cambios, las mejoras serán palpables en el corto plazo.