Resulta paradójico que un número considerable de personas relacione la capacidad de ser creativo o innovador con que se tengan muchas buenas ideas, como si de esa capacidad derivara el éxito de las mismas. Nada más lejos de la realidad, la creatividad es una cualidad importante pero no tanto como pueda parecer a priori. De la misma manera que un deportista de élite brilla por sus cualidades o un científico por la genialidad de sus hallazgos, en todos ellos siempre ha precedido un invisible e ingente trabajo hasta alcanzar el éxito. La cuestión entonces es clara, ¿por qué pensar que muchas ideas felices en una empresa son garantía de éxito si no se ha trabajado metódicamente en analizar su potencialdesde la demanda, o la viabilidad y factibilidad técnica entre otras cuestiones?