¿CÓMO INTERVIENEN LOS TIPOS DE LIDERAZGO EN LOS PROCESOS DE GESTIÓN DEL CAMBIO?

Los procesos de gestión de cambio ayudan a las empresas a adaptarse a una realidad cambiante. A la hora de conseguir el mejor resultado, se necesita un líder adecuado. La capacidad de esta persona para alcanzar los objetivos comunes es fundamental. Sin embargo, ¿qué estilos de liderazgo existen? Se mencionan a continuación.

El papel de los estilos de liderazgo en la gestión al cambio

Los diferentes tipos de líder afectan de distinta manera a la gestión del cambio. La figura del líder cuenta con la capacidad de generar un ambiente determinado en un grupo. Su reflejo se comprobará en el rendimiento o el clima laboral de los empleados. En función del estilo del que haga gala la persona al mando, se obtendrán unos resultados u otros.

Autoritario

Es un tipo de liderazgo que hace énfasis en la autoridad de quien lo ostenta. Sin embargo, la persona no basará sus actuaciones en su prestigio, capacidad de mando o voluntad. Se utilizan elementos como la coacción o las recompensas para lograr los objetivos. El líder es quien toma las decisiones en cada momento, las cuales ejecutarán sus subordinados.

La persona al mando organiza todas las actividades del grupo. Además, indica quién realizará cada tarea y si se es apto o no para participar de ella. Por tanto, el efecto que genere en la cultura organizacional se notará de manera evidente. No obstante, no hay que pensar que, pese al autoritarismo, este tipo de liderazgo sea negativo o no ofrecerá resultados.

Democrático

El líder democrático se identifica con el grupo y destaca por su conocimiento. Fomenta la participación de los integrantes, lo que favorece que se contrasten ideas. También involucra a todos en la toma de decisiones. Esto le permite escuchar los diferentes puntos de vista, algo que ayuda a encontrar la mejor alternativa. Ofrece una mayor libertad a sus subordinados.

Es un estilo de liderazgo caracterizado por su dinamismo y que genera un clima laboral positivo. Cada integrante se siente respetado, ya que puede opinar sin obstáculos. Pero esto no debe confundirse con falta de iniciativa por parte del líder o que este busque descargar su responsabilidad en otros. El líder reconoce que no dispone de toda la información, la cual se encuentra fragmentada. Al escuchar a los demás, puede llegar a una mayor comprensión y conseguir mejores decisiones.

Laissez faire

Es un caso particular, ya que aquí el líder no ejerce su liderazgo. Trata de limitarse en la medida de lo posible, algo que da una total libertad a los miembros del equipo. El líder solo actuará en los casos extremos, como cuando no se llega a un acuerdo o estalla un conflicto. Su comportamiento es pasivo, carente de iniciativa y no juzga a los integrantes del grupo.

Dotar de libertad y autonomía a los integrantes de un equipo puede aumentar la productividad. Sin embargo, es importante seleccionar al personal adecuado. Este estilo de liderazgo no se caracteriza por que la persona al mando tenga iniciativa. Esta recae en cada individuo, por lo que la colaboración gana importancia.

Aunque el líder sea pasivo, los miembros del equipo saben que esta figura existe y que entrará en acción si es necesario. Así, se evitan bajadas de productividad o que el grupo termine por disolverse, lo que pondrá en riesgo el desarrollo de cualquier proyecto.

Los procesos de gestión de cambio deben ser llevados a cabo por el líder adecuado. Cada uno presenta un estilo diferente, el cual no tiene por qué resultar negativo. Es relevante conocer a la persona al frente de cada proyecto y determinar si está capacitada. Así, podrá ejercer un liderazgo efectivo, que ofrecerá buenos resultados.

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