El autoliderazgo permite a las personas adaptarse al cambio, en la empresa o en su vida privada. El cambio es inherente a la vida, pero resulta difícil de gestionar a nivel personal. Un evento cualquiera puede traer todo tipo de modificaciones, a las que habrá que adaptarse. ¿Qué características tiene el liderazgo sobre uno mismo? Se explican a continuación.
Estos son los requisitos para un autoliderazgo eficaz en la gestión del cambio
Uno de los mayores retos a los que se enfrenta cualquier persona es al cambio. Dominarse a uno mismo en estas situaciones siempre implica dificultades. El ser humano busca de forma natural la seguridad, por lo que una situación novedosa puede resultar aterradora. Esto se acentúa si se presenta con brusquedad. Disponer de las cualidades adecuadas facilitará el proceso.
Aprendizaje continuo
El aprendizaje continuo permite a un profesional mantenerse actualizado. Los sectores de la economía se encuentran en constante cambio, lo cual resulta problemático. Si no se dispone de los conocimientos adecuados, mantener un puesto de trabajo puede ser imposible. Se trata de mantenerse al día en el sector al que se dedique la persona. Es la clave para evitar quedarse atrás.
Capacidad de asimilación
El cerebro necesita procesar los cambios que se producen. Esto requiere de un tiempo para evaluar qué se está produciendo y generar las respuestas adecuadas. Cada persona tardará más o menos dependiendo de su personalidad. Por ejemplo, a alguien conservador le costará adaptarse, ya que prefiere el estado actual de las cosas.
Sin embargo, es imprescindible reconocer e interiorizar que los cambios forman parte de la vida. No tienen por qué suponer una amenaza, sino una oportunidad para avanzar. Sí es necesario analizar la situación, pero no es recomendable recrearse en esta tarea. En algún momento, habrá que dar un paso adelante, el cual tiene que realizarse con decisión.
Disciplina en el día a día
Esta es una característica importante del autoliderazgo en la gestión del cambio. La disciplina es útil para mantener la estabilidad cuando se producen cambios. Gracias a ella, se consigue fijar una serie de acciones que se repiten a diario. De esta forma, se establece una continuidad pese a los acontecimientos que se estén viviendo. Por tanto, la disciplina facilita la integración del cambio, algo que puede llevar a una adaptación rápida.
No obstante, la disciplina no puede ser tan estricta que impida el cambio. Es necesario disponer de cierta flexibilidad para desarrollar las adaptaciones necesarias. Por ejemplo, si una persona pierde su trabajo, podría seguir levantándose a la hora a la que iba a trabajar. Esto le permitirá mantenerse activa más tiempo y comenzar la búsqueda de un nuevo empleo.
Capacidad de automotivación
Los cambios pueden ser difíciles y eliminar la motivación de cualquier persona. Una catástrofe, por poner un ejemplo, es más que suficiente para echar por tierra el ánimo. Sin embargo, pese a la dificultad, si una persona es capaz de automotivarse, logrará salir airosa de la situación que está atravesando. La automotivación combina la iniciativa, voluntad, optimismo y orientación a cumplir objetivos.
Además, puede complementarse con la noción de que los cambios son pasajeros. Una vez superados, se vuelve a una situación de estabilidad y control. Por tanto, una persona capaz de automotivarse conseguirá mantener el rumbo de su vida con una mayor facilidad. Pese a que las dificultades siempre sean un lastre, conviene enfrentarse a ellas y superarlas.
El autoliderazgo es importante en la gestión de la trayectoria profesional y del cambio. Ante una situación difícil, conviene marcarse unos objetivos claros, actuar de forma disciplinada y mantener la motivación. Además, el aprendizaje continuo y la capacidad de asimilación evitarán el estancamiento.