Pero a pesar de todo, las crisis son una buena noticia para el tejido empresarial. Sanean el tejido empresarial y lo regeneran, las empresas se ven obligadas a innovar, a buscar nuevos mercados, a incorporar nuevas tecnologías, a reducir canales, a acercarse cada vez a la demanda, a orientarse a mercado…
Sólo las empresas con una visión estratégica más clara permanecen y siempre se refuerzan con una crisis. Sólo las empresas que se mueven, que toman decisiones, que las corrigen, que son proactivas buscando el mercado salen beneficiadas.
Planificación estratégica
Hay muchas empresas que pueden aprovechar esta situación para acometer decisiones estratégicas. En estos momentos de incertidumbre y cambio constante, aparentemente parece que son malos tiempos para la planificación estratégica, pero nada más lejos de la realidad. En estas circunstancias es donde el tejido empresarial se la juega en sus decisiones. La incertidumbre y la rapidez del cambio lo único que hacen es acelerar la toma de decisiones y la necesidad de una mayor reflexión estratégica en la empresa para no navegar sin rumbo en la tempestad.
Es un buen momento para el cambio generacional y la profesionalización, ampliar la visión de negocio con gente externa, reestructurar actividades, para mejorar los procesos, para fomentar la cooperación, fusiones y alianzas estratégicas. Hay que moverse, si queremos resultados distintos no podemos seguir haciendo lo mismo que hasta ahora. Es el momento de generar velocidad de cambio interno.
Es el momento de definir la orientación estratégica de la empresa. Toda empresa necesita tener una visión estratégica a largo plazo y cuanto más incertidumbre hay, más se necesita. Para definir un proyecto de futuro ilusionante y consistente para la organización, reforzar la misión e identificar todas las decisiones estratégicas bajo el consenso y la priorización y así, dar una mayor velocidad de respuesta en la búsqueda activa de oportunidades y en la preparación para hacer frente a las amenazas con una mayor eficacia y eficiencia de los escasos recursos con los que contamos.
Cambio constante a nivel empresarial para competir
Es un buen momento para reaccionar, para moverse, para crear ilusión y actividad. Puede que no siempre acertemos y tengamos que corregir y modificar, pero eso siempre nos mejorará la velocidad de adaptación, nuestra experiencia y visión estratégica, ganaremos músculo organizativo para aumentar la velocidad de cambio interno frente al constante proceso de evolución del mercado y el entorno. Siempre saldremos fortalecidos y preparados, la única cosa que no va a cambiar a nivel empresarial y económico es el cambio constante. Cuanto antes lo asumamos como un entorno «normal y permanente» antes estaremos preparados para competir.
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