Agilidad empresarial estratégica: la transformación empresarial del mañana

La agilidad empresarial estratégica  es algo que cada vez tiene una mayor relevancia. En un mundo tan cambiante y en el que las nuevas tecnologías tienen tanta presencia y son tan utilizadas, la rapidez con la que el mercado avanza es cada vez mayor. Esto implica que, si los negocios no se adaptan, es fácil que se queden fuera de circulación en poco tiempo.

Consejos para mejorar la agilidad empresarial

Las empresas deben ser dinámicas, ya que se enfrentan a multitud de desafíos que evolucionan cada vez más rápido. Por tanto, necesitan contar con una estrategia que les permita implementar los cambios  para aumentar su velocidad y su competitividad empresarial rápidamente.

¿Qué consejos deben tener en cuenta?

1. Mantener la atención

Hay quienes encuentran un modelo de negocio que funciona y una estrategia que hace que su empresa vaya bien y dejan de prestar atención a los cambios que se van sucediendo. Sin embargo, vista la rapidez con la que aparecen nuevas tecnologías y tendencias, esto es un error que puede costar la vida al negocio.

Si no se mantiene la atención en la competencia, las nuevas tecnologías y el mercado en general, un negocio se estanca, resultándole imposible crecer, adaptarse o mejorar. De hecho, es posible incluso crear un equipo que se dedique a esta investigación y a la posterior innovación.

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2. Equipo de dirección ágil

Los grandes equipos de dirección son en ocasiones lentos, por lo que la mejor opción es que sean reducidos, con mucha experiencia y con  alta capacidad adaptativa. Los miembros de estos equipos directivos ideales para aumentar la velocidad interna de la empresa deben mantener su liderazgo en cualquier circunstancia y ser muy versátiles.

Por otro lado, lo ideal es que puedan conseguir que sus equipos trabajen de forma tan autónoma como sea posible. Pero, a la vez, han de fomentar la actuación colaborativa y coordinada con otros grupos de trabajo.

3. Reducir los procesos largos o complejos

Si lo que se busca es aumentar la competitividad y la agilidad empresarial, no tiene sentido mantener los procesos burocráticos interminables que existen en ciertos negocios. Todo proceso que sea largo o complejo debe agilizarse, ya sea eliminando pasos intermedios innecesarios o introduciendo metodologías más veloces.

Asimismo, para reducir la complejidad de algunos procedimientos es necesario contar con la colaboración de los empleados, que deberían tener un perfil más adaptativo. Contar con trabajadores con cierta autonomía y que sepan desenvolverse simplemente con unas directrices de lo que han de conseguir es un plus. Las normas estrictas son algo que está quedando obsoleto, ya que lleva mucho más tiempo cambiarlas y, al hacerlo, suele crearse un caos que no beneficia la agilidad empresarial.

4. Alta capacidad de cambio

Al igual que los líderes deben saber adaptarse y los empleados necesitan seguir adelante y completar sus tareas partiendo de unas directrices generales, la empresa al completo también debe acomodarse al cambio. ¿Qué significa esto? Que, si hay un producto o servicio que está funcionando bien, debe impulsarse fuertemente para conseguir una gran rentabilidad… Pero en el momento en el que se perciba que deja de ser rentable, es necesario saber frenarlo y, simplemente, comenzar a trabajar en otro proyecto.

No tiene sentido invertir tiempo y recursos en mejorar algo que no está siendo demandado por los consumidores.

La velocidad interna de una empresa es, en suma, algo que puede trabajarse y mejorarse, y la opción más adecuada es hacerlo de la mano de alguien con experiencia y que sabe bien cómo proceder.

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